domingo, 20 de febrero de 2011

Carenado roto: Unir cachos

¡Egun on, brikolaris y brikoleras!

Un tal Kipling, un maketo muy majo, decía en un poema llamado "If" (versión original de if):

Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools: 


Pues esto vamos a hacer, reconstruir con viejas herramientas los trozos de algo a lo que damos nuestra vida, la moto.

Lo normal despues de un choque es que el carenado se pueda salvar o haya que tirarlo (¡ovación!) Se puede aprovechar si las piezas que encontréis por el suelo encajen y cubran al menos tres cuartas partes de la pieza original, y si no más de dos (máximo tres) puntos de fijación a la moto estan enteros. Lo último es importante ya que estas piezas son las que realizan mayores esfuerzos, y si todas ellas están ñapeadas no me atrevo a apostar por la solidez del conjunto.

El primer paso es hacer una composición de lugar con las piezas disponibles. En la foto se ve como distintas piezas han formado la casi totalidad de la cúpula y un ángulo que no se ve en la foto. Para unirlas hemos tomado lo mejor de dos escuelas de pensamiento: Los que abogan por el uso de Loctite, y los que optan por un toque de soldadura del plástico ABS. En la práctica, será la fibra de vidrio y la resina epóxida quien haga la fuerza, estas uniones son importantes para dar la forma que deberá tener el conjunto.




La fibra de vidrio es una manta sobre el milímetro de espesor. La forman pequeñas tiras de fibra que se pueden deshilachar con los dedos. La encontraréis en tiendas y almacenes de bricolaje, y en el caso del de mi ciudad bastó decir "es para una moto" para que el dependiente recomendase el adecuado con una sonrisa de "uno más" :)

Es bueno preparar la fibra en recortes que encajen en las formas que vamos a cubrir. Un gran recorte necesita encajarlo. Trozos pequeños se ponen y ajustan con facilidad. Pensad que cuando tengáis la resina epoxy al punto vais a entrar en un mundo pringoso en el que más vale no tocar nada relacionado con el proceso, empezando por las tijeras.


Estos son vuestros nuevos amiguitos que podéis omprar por unos 15-20 euros en la brikotienda, empezando por la derecha:

  • Guantes de látex. ¿Hemos dicho mundo pringoso? Los azares del Loctite no son nada comparados con la que se va a liar.
  • Protección de la mesa con una bolsa de basura industrial abierta (o plástico recio), salvo que queráis pringar un mueble y que vuestra neska os mandé a dormir al sofá del zulo.
  • Lata de resina epóxida y potecillo o tubo de catalizador. Aprenderemos a mezclarlos.
  • Un molde de aluminio de hacer pasteles y un pincel barato para las mezclas. Barato, cómodo, resistente y totalmente desechable.




Mezclar la resina epoxy es un pequeño arte. El mismo contenedor indica las proporciones. 
  • Puede que el catalizador venga en tubo, es un poco j*dido. En este caso para conseguir el % indicado lo suyo es verter resina en el molde y medir para calcular el volumen. Luego ver el diámetro que sale del tubo y calcular la longitud necesaria (geometría de primaria, ver cubos y cilindros).
  • Si viene en un pote cilindrico, basta medir alturas y aplicar la parte proporcional.

El catalizador lo que hace es poner en marcha una reacción química que endurece la resina. Si pecáis por defecto de catalizador, la resina seguirá siendo una masa pringosa que no endurece. Si os pasáis de frenada y ponéis exceso de catalizador, la reacción será mucho más rápida del tiempo necesario para trabajar, el resultado no será necesariamente más sólido, tendréis resuldatos como los de las fotos y descrubiréis lo que quería decir el profe de química cuando hablaba de reacciones exotérmicas, por que se calienta y mucho, hasta ser molesto al tacto. Eso si, unas risas.


 

Antes de dar la resina al interior de la pieza, es conveniente darla una mano de lija basta (número 40) para que la superfície facilite la adherencia. Es mejor hacerlo pieza a pieza antes de la reconstrucción. Con las piezas preparadas, se pintan de resina, se aplica una pieza de fibra, se pinta y así sucesivamente. Tres o cuatro capas deben bastar, aunque he visto ñapas de 10mm de grueso (!)

En las piezas que quedan al aire no olvidéis dar tambien una mano de resina por el exterior:


En el caso de esta pieza había un rincón difícil para el que se preparó un minimolde para guiar la colocación. Al ser una zona difícil, antes de seguir adelante se comprobó que encaba bien.Hay un pequeño error de 1mm que mi carácter maniático ha conseguido tolerar con el tiempo.



Con todo a punto, llega el momento de igualar por fuera con masilla de carrocero. De esta daremos dos tipos (añadid al presupuesto unos 15 euros más):

  • La masilla base permite rellenar grandes huecos, por ejemplo el boquete que hemos tapado con fibra.
  • La micromasilla o masilla de acabado sirve para el toque final. Desaconsejo usarla para gruesos.



El acabado final viene con un lijado en el que siempre pararemos a la que salga el negro del plástico ABS. En este caso se tiró de lijadora rotorbital con un grano 180 y se acabó de ajustar con grano 400. Una repasadita a mano de los recovecos donde no entra la rotorbital sirve para preparar la siguiente fase, la pintura.


¡Egun off!

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